7/12/09

Hablar no es lo mismo que comunicarse.


Llega un paisano al bar del pueblo y deja atada su perra a un árbol.
Al instante una jauría de perros se arremolina a su alrededor tratando de conquistarla.
En medio de un concierto de ladridos, gruñidos, mordiscos y aullidos, un policía entra al bar y pregunta por el dueño de la perra.
El paisano, que se estaba tomando un vaso grande de ginebra, levanta la mano y dice: “yo”.
-Su perra está alzada, le dice el policía.
-No puede ser, yo la dejé en el suelo, responde el paisano.
-Quiero decir que está en celo, insiste el policía.
-No puede ser, yo jamás le di motivos, ni siquiera miro a otras perras..- contesta el gaucho sediento.
-Digo que está caliente, ¿me entiende?
-No, no lo entiendo, me cercioré de dejarla a la sombra.
Exasperado, el policía exclama:
-“Óigame, su perra quiere tener relaciones sexuales”.
El paisano le responde:
-“Métale nomás.
Siempre quise tener un perro de policía”

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